Falto de identidad y lugar de procedencia,
Marcado, únicamente,
Por las cicatrices de todo aquel que por momentos estuvo en la habitación,
Sin rumbo o destino alguno,
Sin nadie a quien seguir…
Un obstinado que si le ofreces esperanza
Correrá no a ti, sino devuelta a la sombra,
Sombras que ahora pertenecen a su ser,
Su hogar y lugar de consuelo
Aunque su consuelo sea la desesperanza.
Que conoce, que ama,
Que perdura en la real cordura de su ser,
Aquel no es más que quien sabe apreciar,
Que ha visto la naturaleza de tu ser,
Y te conoce como nadie más.

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